Solo pasando el tiempo... (Xenophilus)

En la tranquila entrada de Hogwarts, el colegio de magia mas prestigiado de la historia, existe una serie de ventanales acompañados de un jardín tapiado de estilo neoclásico cuyas rosas, se dice, nacen de las plantas del siglo x. Me encontraba, como era habitual, reposando de pie sobre los rosales con elegancia y serenidad en medio de sinuosos senderos de piedras cuidadosamente seleccionadas de las tierras más extraordinarias del mundo.

Con mis manos trenzaba mi cabellera con gracia y agilidad, mientras que tarareaba una dulce melodía para mis adentros. ¿Qué ocurría conmigo? No era habitual en mi aquel comportamiento, completamente quieta y perdida en alguna parte de mi mente.

//Vamos Trish, necesitas despejar tu mente// Repetía para mi adentros intentando darme ánimos para salir de aquel pacifico lugar y hacer alguna travesura, pero todos los intentos de mi voz interna fallaban. No entendía el motivo, pero aquel paisaje me agradaba más de lo habitual: El sol sobre mi piel, la nieve que caía lentamente sobre mi falda y el rojo vivo que transmitían los rosales generaban en mí una sensación nunca antes experimentada.

¿Cómo me verán los demás que pasan a mi lado? Seguramente pensarían que estaba loca y que necesitaban internarme con urgencia en una clínica siquiátrica pero… ¿Acaso eso era importante? Jamás me había interesado en la opinión de los demás, no iba a cambiar ahora.

Distraída deje que mi mente recorriera mi memoria y trajera a mí una canción que, si mal no recordaba, mi madre cantaba para mí cuando era niña.
“Who will be there to take my place? When I’m gone, You’ll need love… To light the shadows, on your face.”Continúe con la canción en mi mente, cada tanto dejaba que mi voz soltara una frase de la canción lo mas suavemente posible… No me gustaba ser escuchada, pero aun así sentía la necesidad de cantar en algunos momentos.
“If i could, then i would… I’ll go wherever you will go. Way un high, or down low… I’ll go wherever you will go”
Sonreí con la mi mirada aun perdida en algunos pensamientos y luego de un rato coloque mi espalda contra una de las columnas del esplendido jardín y cayendo sobre la fría nieve tome mi varita para dibujar “garabatos” en la solida y blanca superficie.